Tras largas charlas con compañeros hemos llegado a la conclusión de que el premio a los mas odiados es para los cámaras del foso, esos amigos que siempre nos dan la espalda y nos interceptan todas las fotografías a los fotógrafos.
Muchos hemos salido fascinados por la precision y la velocidad de estas personas, repartidos a razón de dos por escenarios eran capaces de abarcar todo el escenario con movimientos casi imperceptibles para el ojo humano pero totalmente visibles a través de una cámara.
Cuenta la leyenda que allá por la décima edición hubo varios infartos atribuidos a las drogas, pero realmente fueron causados por estos entes cuyos movimientos reales son imperceptibles al ojo humano.
Para la mayoría de asistentes e incluso para nosotros cuando nos separamos la cámara del ojo son personas aparentemente tranquilas, sin embargo al mirar por el objetivo se convierten en gremlins hiperactivos, aquí tenéis la prueba.